vendredi 2 novembre 2018

El CIUDADANO-Francia otorga asilo político al ex FPMR Ricardo Palma Salamanca y a toda su familia


La Oficina Francesa de Protección a los Refugiados y Apátridras (Ofpra) le concedió este viernes asilo político a Ricardo Palma Salamanca y toda su familia, según una información confirmada por la periodista Gabriela Bravo, corresponsal de radio Cooperativa en París.

El reporte indica que la concesión de este estatus de refugiado político no suspende el juicio de extradición a través del cual Chile busca que el ex frentista retorne al país para responder por su implicación en el crimen de Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards.

Recordemos que en julio de este año, un grupo de intelectuales franceses y chilenos solicitaron la protección de Ricardo Palma Salamanca y su pareja, Silvia Brzovic, en medio del proceso de extradición a nuestro país.

El texto, titulado “Francia debe proteger a Ricardo Palma Salamanca y Silvia Brzovic” y fue publicado en el sitio francés Mediapart, un medio de investigación y opinión cuyo equipo formó parte del Le Monde Diplomatique. Entre los firmantes a esta solicitud se encuentran Carmen Castillo, Olivier Duhamel, Louis Joinet, Alain Touraine y Costa-Gavras.

Revisa a continuación la traducción del texto completo:

Francia debe proteger a Ricardo Palma Salamanca y Silvia Brzovic
“Desde 1973, Francia es tierra de asilo para los opositores políticos al régimen de Pinochet. Recibidos con los brazos abiertos por Valéry Giscard d’Estaing y luego por François Mitterrand, ambos particularmente sensibles a la funesta suerte reservada a los que se habían comprometido junto al Presidente Salvador Allende y más ampliamente, a los demócratas hostiles a la junta militar, muchos fueron los chilenos que durante sus mandatos encontraron refugio en Francia, se establecieron, fundaron familia y se construyeron un futuro.

Muchos se convirtieron inmediatamente en franceses de espíritu y corazón antes de naturalizarse oficialmente. Es un honor para Francia haber protegido a estos hombres y mujeres cuyos caminos de vida hoy nos enorgullecen a todos. Admiramos a todos esos jóvenes -por no decir a esos niños- que tuvieron el extraordinario coraje de resistir y luchar contra la feroz dictadura de Augusto Pinochet, arriesgando sus vidas y su libertad, sacrificando su juventud, su vida familiar y sus estudios.
Ricardo Palma Salamanca y Silvia Brzovic son dos de ellos. Como tantos otros luchadores por la libertad, su compromiso político en contra de la junta militar nació del rechazo de la opresión a su pueblo y del sufrimiento que este régimen les ha causado. La tortura de un padre, de un hermano o de una hermana, la violación de otro, el exilio de un pariente forzado por el temor de que ocurriera lo peor, el encarcelamiento, la tortura e incluso el asesinato, llenaron sus almas de adolescentes con la rabia que los liberaría del miedo. Animados por tal ira, su lucha política no pudo terminar con el inicio de la transición democrática el 11 de marzo de 1990.

Si bien el General Pinochet ya no era oficialmente el Jefe de Estado chileno a partir de esa fecha, el nuevo régimen permaneció basado en un texto constitucional adoptado en 1980 bajo su autoridad que le confió, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, un papel central en el Consejo de Seguridad Nacional, lo que le permitió intervenir en la vida política de Chile y mantener el control sobre todas las instituciones políticas, administrativas, judiciales y militares del país.

Como prueba de esta situación, basta recordar la feroz oposición de todas las autoridades políticas chilenas a la extradición de Pinochet en 1998, exigida por los tribunales españoles para que rindiera cuentas por muchos de los crímenes cometidos bajo su mandato. Finalmente, Augusto Pinochet, beneficiado por la benevolencia culpable de las autoridades chilenas, murió tranquilamente en Chile sin haber sido condenado y ni siquiera juzgado.
Por el contrario, los que se resistieron a su régimen, Ricardo Palma Salamanca y Silvia Brzovic, han sido perseguidos implacablemente durante más de 25 años y hasta la fecha de hoy.
¿Cómo es posible que un Estado supuestamente democrático haya requiera a una persona -Silvia Brzovic- durante tanto tiempo, cuyo único delito es haber sido una opositora de izquierda al régimen de Pinochet? ¿Cómo puede entenderse que un Estado supuestamente democrático pueda solicitar la ejecución de una sentencia dictada en condiciones inaceptables y sobre la base de la legislación antiterrorista adoptada en 1984 por un régimen dictatorial?
Además, ¿cómo podemos entender que tal ley, que ha sido duramente criticada por las ONG, pueda seguir aún en vigor? Ricardo Palma Salamanca fue detenido en 1992 y condenado a cadena perpetua en condiciones claramente contrarias al derecho a un juicio justo y tras confesiones obtenidas bajo tortura, en aplicación de la ley adoptada por la junta militar para luchar contra sus opositores políticos.

Esta sentencia fue pronunciada por un juez único, Alberto Pfeiffer Richter, miembro de la UDI, partido de Augusto Pinochet fundado por Jaime Guzmán, sobre la base, de que Ricardo Palma Salamanca participó en el asesinato del mismo Jaime Guzmán, cuyo curriculum vitae bajo el régimen de Pinochet es comparable al de Philippe Henriot (Colaborador Nazi) bajo el régimen de Vichy.
Jaime Guzmán fue miembro fundador, en 1970, del grupo paramilitar de extrema derecha Patria y Libertad, cuyos crímenes ensangrentaron al régimen del Presidente Allende, ideólogo de la junta militar vinculada a la secta nazi Colonia Dignidad y autor de la Constitución de 1980. Jaime Guzmán fue actor protagonista de la dictadura. Hacía parte de su núcleo fascista. ¿Cómo puede entonces un Estado supuestamente democrático erigir un monumento en Santiago en memoria y honor de este sórdido personaje, y seguir persiguiendo a Ricardo Palma Salamanca?

Mientras los torturadores de la junta militar vivían o viven pacíficamente en Chile, las autoridades políticas chilenas persisten en perseguir a mujeres y hombres que, como Ricardo Palma Salamanca y Silvia Brzovic, sacrificaron todo por luchar contra el sangriento régimen de Pinochet y piden simplemente justicia para todos los que sufrieron durante este período. Se trata de un residuo de la dictadura en el cual Francia no puede participar.

Ninguna autoridad francesa puede aceptar colaborar en la ejecución de decisiones administrativas y judiciales inicuas, adoptadas a partir de torturas y graves violaciones de los derechos humanos, ni comprometerse a aportar su contribución a la defensa de la memoria del fascista Jaime Guzmán.

Por el contrario, Francia debe firmemente y obstinadamente preservar sus principios acogiendo, como le obliga su Constitución y sus compromisos internacionales, a todo hombre perseguido por su acción en pos de la libertad. Por lo tanto, Francia debe proteger a Ricardo Palma Salamanca y Silvia Brzovic concediéndoles a ellos y a sus hijos el estatuto de refugiados políticos. Es su honor y obligación”.
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mardi 30 octobre 2018

La eterna búsqueda de Ana González. Entrevista acordada a El País 11-09-2018



EL PAIS. 11 septiembre 2018
45 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO DE PINOCHET

La eterna búsqueda de Ana González, La Pasionaria chilena

Activista inagotable y rebelde en la dictadura de Pinochet, a los 93 años no pierde la esperanza de saber del paradero de su esposo, dos de sus hijos y su nuera embarazada, desaparecidos en 1976
Rocío Montes
Santiago de Chile
                              Ana González, durante la entrevista, en su casa de Santiago de Chile. Sebastián Utreras


El portón de la casa de Ana González (Tocopilla, 1925), en un barrio popular del sur de Santiago de Chile, no se abre desde 1976. Entre el 29 y 30 de abril de ese año, agentes de la policía secreta de Augusto Pinochet capturaron a su esposo, a dos de sus seis hijos y a su nuera —embarazada de tres meses—, todos ellos militantes comunistas. Nunca se supo de sus destinos y son parte de los más de mil detenidos desaparecidos por el régimen militar (1973-1990). La clausura de la puerta de entrada es un símbolo de memoria: no se abrirá mientras no se sepa al menos lo que les ocurrió y el lugar en el que se encuentran sus restos. “Dicen que la esperanza nunca se pierde”, reflexiona González, de 93 años, impecables uñas largas y rojas, coleta bien ajustada, joyas mapuches y ropajes anchos. El horror le impulsó hacia una vida impensada: de un día para otro olvidó para siempre las labores del hogar y se arrojó a las calles a buscar. Hoy es —sigue siendo— una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) y una de sus integrantes de mayor simbolismo.

-¿La comparaban con La Pasionaria, Dolores Ibárruri?
-Me decían La Pasionaria chilena, pero también me decían mijita rica [muchacha guapa].

A González, pizpireta, le gusta hablar con palabrotas y lo hace con gracia. Durante la dictadura, su simpatía y arrojo descolocaba hasta a los policías. Alguna vez, detenida como lo estuvo decenas de veces por protestar, entre un grupo de 80 presos levantó la mano para pedir la palabra para quejarse, por ejemplo, de que los servicios del cuartel estaban demasiado sucios. Fue en la época de las primeras huelgas de hambres y de su viaje a Europa y Estados Unidos para denunciar ante la comunidad internacional lo que estaba ocurriendo en Chile, siempre con la imagen de sus familiares en el pecho. “Los míos”, dice González cada vez que se refiere a ellos.
Todos los suyos fueron capturados en el mismo barrio. Primero sus hijos y su nuera: Manuel Guillermo, Luis Emilio y su esposa Nalvia Rosa Mena, de 22, 29 y 20 años, respectivamente. La noche del 29 de abril de 1976 regresaban a la casa con el pequeño hijo de la pareja, Puntito, de dos años, cuando los capturó la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). Nalvia, según los testigos, fue golpeada en el vientre con la culata de una metralleta a pesar de sus gritos y súplicas por estar embarazada. Inconsciente, la introdujeron en uno de los coches en que se movían los agentes. El niño fue el único que regresó, algunas horas más tarde, tras ser abandonado en las cercanías de la casa. Hoy vive en Suecia.
-Lo que los hacía peligrosos era ser luchadores y querer que todos los otros luchadores del país pudieran tener una vida digna”, reflexiona Ana González, mientras mira sus retratos colgados en la pared.

-¿Piensa que su nieto o nieta llegó a nacer? Tendría 42 años…
-Sospecho que sí.

La mañana del 30 de abril fue el turno de su marido, Manuel Recabarren Rojas, de 50 años, que salió de su casa temprano para buscar a sus dos hijos y a su nuera. Fue detenido en la misma puerta, y algunos testigos dicen haberlo visto después en el centro de detención y torturas Villa Grimaldi. Allí se le perdió la pista para siempre. González toma algunas páginas del libro inédito que tiene terminado y lee en voz alta: “…dejo correr mi imaginación y veo claramente a Manuel sentado frente a mí, mirándome a los ojos, envolviéndome en su cálida ternura. Extiendo mis manos hacia su rostro, lo acaricio y, devolviéndole el mando de su ternura, le digo: ‘¡Cómo hemos envejecido, mi viejo!’. Pero vuelvo a la cruda realidad: estoy contemplando su fotografía en una pancarta. ¡Solo yo he envejecido!”.
Su oficina es su habitación, donde recibe a EL PAÍS acostada, sin ningún complejo, porque la edad y algunos problemas de salud la hacen pasar buena parte del tiempo en cama. Este martes 11, sin embargo, espera levantarse para participar de las actividades de conmemoración de los 45 años del golpe de Estado, que encuentra a Chile nuevamente revisando su pasado reciente. La casa es un museo de la izquierda chilena de los últimos 40 años. Cientos de objetos y fotografías tapizan las paredes y se asoman por todos los rincones: decenas de retratos de González con artistas como Sting; imágenes de Salvador Allende, Víctor Jara o Pablo Neruda; bordados con mensajes de protesta y pancartas de la Unidad Popular [la coalición de partidos con la que Allende ganó las elecciones de 1970]. También un curioso cartelito que dice “Corte de Apelaciones”, pegado en la puerta del servicio: un mensaje directo a la ineficacia de los tribunales en dictadura. “En Chile no se ha hecho Justicia”, dice.

-¿Le gusta el Chile de hoy?
-El país está como lo pensó Pinochet. Cuando dicen "le ganamos a Pinochet"... Pienso que no es verdad. No le ganamos. Seguimos divididos y los luchadores de antes se recogieron a sus casas. Para eso fue la dictadura: para silenciar al pueblo que había ganado su libertad. Pero confío en los jóvenes de hoy. Salen a las calles a protestar y eso significa que vamos bien.
Ana González es una leyenda, incluso entre esos jóvenes. Conocen su historia, la aplauden cuando llega a algún acto público y le piden selfies. Hace algunos años, en una visita a La Moneda, un joven carabinero de la guardia de Palacio se le acercó para hacerse una fotografía, un hecho inimaginable años atrás. En agosto se inauguró en el centro de Santiago un mural en su honor realizado por un grupo de jóvenes graffiteros. “Brindo por la vida hermosa, por ella me estoy jugando y por defender la vida, busco lo que estoy buscando”, se lee junto a su retrato. Hace un tiempo, las cartas que llegaban a su casa venían con unos mensajes escritos con bolígrafo: “Aguante compañera, aún tenemos utopía”; “Por siempre en la memoria del tiempo consciente”; “Firme junto al pueblo”. El mensajero anónimo era un joven cartero, que le hizo una confesión: “Espero alguna vez, Anita, traerle una buena noticia”.

jeudi 4 octobre 2018

RASSEMBLEMENT À PARIS EN SOUTIEN À RICARDO PALMA SALAMANCA LE 10 OCTOBRE 2018



RASSEMBLEMENT À PARIS EN SOUTIEN 
À RICARDO PALMA SALAMANCA


    Informations.

   Voir site DEFENSE ET ASILE (DEFENSA y ASILO)

                    https://defenseasile.wordpress.com